sábado, octubre 12

Una ofensiva aérea de Ucrania con misiles guiados alcanza un buque ruso en el puerto de Crimea | Internacional

Ucrania vuelve a golpear a la armada rusa. Las fuerzas aéreas ucranias han lanzado una ofensiva esta madrugada contra el puerto de Feodosia, en la Crimea anexionada ilegalmente por Rusia en 2014, y han alcanzado el buque de desembarco Novocherkassk. El Gobierno de Kiev asegura que el barco ha sido destruido. El Ministerio de Defensa ruso ha reconocido “daños” en el buque de desembarco. Moscú asegura que trató de “repeler” un ataque de las fuerzas aéreas con misiles guiados. Las autoridades impuestas por el Kremlin en Crimea, asegura que el ataque del ejército ucranio mató a una persona e hirió a dos.

Mientras, las fuerzas rusas aseguran que se han hecho con el control de Marinka, una ciudad en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, arrasada durante los combates. Kiev afirma que todavía controla la mayoría de la localidad, cerca del bastión de Avdiivka, donde se desarrollan los combates más cruentos este invierno.

Ucrania, que resiste la invasión rusa ya desde hace casi 700 días en una guerra a gran escala que parece estancada, ha infligido grandes pérdidas a la flota de Moscú en el mar Negro. En abril de 2022, las fuerzas de Kiev destruyeron el buque insignia de la armada rusa, el Moskva. Un ataque en el que murieron decenas de marinos. La pérdida del barco fue una gran victoria para Ucrania. Otro ataque de Kiev contra el cuartel general naval del mar Negro, que forzó a Rusia a retirar de la zona muchos de sus buques, unido al aumento de las operaciones ucranias con drones marítimos y misiles en la zona, habían obligado ya a Moscú a reducir su actividad ahí.

En septiembre, Ucrania, que perdió el control de gran parte de la costa del mar Negro en los primeros compases de la invasión así como gran parte de su flota, atacó otro barco de desembarco ruso y un submarino en reparación en un dique seco cerca del importante puerto de Sebastopol, en la parte más occidental de la península de Crimea. Kiev y varios informes de inteligencia aseguran que ambos barcos y el dique sufrieron grandes daños.

“La flota rusa cada vez es más pequeña” se ha felicitado el comandante de la fuerza aérea de Ucrania, Mikola Oleshchuk, en la aplicación Telegram, donde ha publicado un vídeo que muestra una gran explosión en Feodosia. Kiev asegura tambien que ha derribado 13 de las 19 aeronaves no tripuladas que Rusia ha lanzado en enjambre durante la noche en las regiones de Odesa, Jersón, Mikolaiv y Jmelnitski.

Rusia habla de “batalla aérea” en la zona del mar Negro y, en un comunicado del Ministerio de Defensa, asegura que ha destruido dos aviones tácticos ucranios Su-24.

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El ataque contra el Novocherkassk supone un pequeño espaldarazo para Ucrania, que ha visto como la ansiada contraofensiva de primavera y otoño, con la que aspiraba a recuperar terreno en el flanco este y sur, se ha derrumbado. Kiev apenas ha logrado avanzar unos metros. Rusia tampoco ha tenido grades victorias y ha sufrido enormes pérdidas que las autoridades rusas han ignorado. Putin asegura que sus objetivos militares en Ucrania se mantienen.

La situación en la línea del frente es complicada, las tropas ucranias se enfrentan a una carencia de munición y al cansancio. No hay apenas rotación y el Gobierno ucranio sondea decretar una gran movilización general.

Ucrania vive ahora dos realidades: la de ciudades como Kiev, Odesa o Lviv, que se han instalado en una cierta normalidad, rota a retazos por ataques rusos, y la del este y sur de Ucrania, en la línea del frente de batalla, donde los soldados viven su segundo invierno completo y la ciudadanía, exhausta, va camino de entrar en su tercer año de guerra viviendo en unas condiciones paupérrimas.

Ucrania necesita, además, urgentemente fondos para abordar los gastos corrientes y se asoma ya al abismo de una guerra larga, mientras Rusia juega a dos vías: sostiene, por un lado, que sus objetivos no han cambiado, mantiene su ofensiva y prepara el país y la economía de guerra para muchos años de combate, mientras, por otro, va lanzando mensajes de que estaría abierto a congelar el conflicto.

El domingo, el alto representante para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, advirtió que Putin no está interesado en una victoria territorial limitada sino que continuará su guerra “hasta la victoria final”. El jefe de la diplomacia europea, que diseña compromisos de seguridad de la UE a largo plazo para Ucrania y que empuja para que se consolide un plan para suministrar munición y material al país invadido, advirtió a Occidente que debe prepararse para un “conflicto de alta intensidad durante mucho tiempo”.

El frente de Marinka

El sábado, mientras Ucrania se disponía a apurar la celebración de la Navidad, que por primer año ha sido mayoritariamente el 25 de diciembre, para acercare a la tradición occidental, y no el 7 de enero, como marca el calendario juliano que sigue la iglesia ortodoxa, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, aseguró que habían capturado Marinka. En una reunión con el presidente Vladímir Putin, transmitida parcialmente en la televisión estatal rusa, Shoigú afirmó que la ciudad del Donbás está ya en manos rusas.

Kiev firma, mientras, que ha repelido “ataques fallidos” de Moscú en la ciudad en ruinas y donde ya no queda apenas nadie. El Kremlin aspira a controlar Marinka en su estrategia de ir avanzando y tomando pequeños pedazos de terreno en el Donbás, donde también trata de cercar Avdiivka como hizo con Bajmut. Sería de confirmarse su mayor conquista desde mayo.

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