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Esta semana X (antes Twitter) se ha llenado de vídeos de Belén Esteban, El Fary, Alberto Núñez Feijoo o Leo Messi hablando un inglés perfecto, la mayoría incluso con los labios sincronizados. Es obra de la creciente popularización de apps que exprimen la inteligencia artificial. La explosión de esta semana se debe a la salida el pasado viernes de la nueva aplicación de traducción de vídeos de una startup llamada HeyGen.
El doblaje de Feijóo, el líder del PP conocido por no manejarse con soltura en inglés, ha provocado que algunos, como la periodista Isabel San Sebastián, caigan en el engaño. Tras aplaudir “la excelente dicción y palabras muy bien escogidas” por el candidato a la presidencia del Gobierno español en un tuit de este jueves, ha reconocido su frustración una hora después.
“Me dicen que ese vídeo es obra de la inteligencia artificial. La voz es la misma, la verosimilitud, absoluta. Dependiendo de para qué se use, esa herramienta encierra un peligro enorme, porque resulta imposible distinguirla de la realidad”, ha alertado con lucidez la opinadora.
El vídeo de Leo Messi en inglés del creador de contenido argentino Javi Fernández se viralizó el lunes. Poco después el usuario estadounidense Jon Finger se grabó en inglés y en 10 minutos tenía su propio tono de voz doblado al francés y al alemán con los labios ligeramente adaptados a la nueva lengua. Viralizó y en un par de días en España la cuenta de Norcoreano vio ese vídeo, lo posteó y empezó a colgar otros ejemplos con otra app (HeyGen tenía sobrecarga de trabajo), que parece que ajusta peor los labios.
Belén Esteban y El Fary empezaron a aparecer en vídeos hablando un inglés excelente, con un tono que parece recordar al deje de Donald Trump. Los tiempos de espera en la app pasaron de unos minutos a un día. Miércoles había más de 120.000 usuarios esperando a que los servidores de HeyGen hicieran su trabajo. Aunque también hay aplicaciones que logran hacerlo en tiempo real.
Aquí está el youtuber tecnológico Marques Brownlee hablando en español latino. No es perfecto, pero es muy fino. “Desde que lanzamos la aplicación de traducción de videos la semana pasada, hemos recibido mucho interés de la comunidad”, escribió en X Joshua Xu, fundador de HeyGen. Xu ve la mejor aplicación de su herramienta en YouTube y en cursos online de educación. Hoy los principales son en inglés. Si se pueden traducir a todas las lenguas sin esfuerzo, su impacto será mayor. De momento, lo que funciona y es impactante es monetizar en X contenido inverosímil traducido:
EL PAÍS ya explicó hace más de un año el riesgo que la IA implicaba para el doblaje, con empleos perdidos y manifiestos sindicales entre organizaciones de varios países para defenderse del alud. Ahora, como ocurre en tecnología, llegan las apps que popularizan una tecnología que hasta hace poco estaban solo en manos de empresas.
Es probable que la mayor parte del impacto de una app como la de HeyGen sea en vídeos que igualmente nunca hubieran contratado a un doblador. O al menos no todos. Mr Beast, el youtuber más popular del mundo, tiene canales en otras lenguas que hacen simplemente eso: doblar sus vídeos a otras lenguas. Ahora será más fácil y barato, siempre que la máquina sea capaz de pillar los giros de voz.
Además del impacto económico o educativo del doblaje, en estos vídeos hay otras posibles consecuencias. Una de las más fáciles de prever es la confusión y desinformación que puede causar en redes ver a famosos hablando en otras lenguas y diciendo cualquier cosa. El caso de Feijóo engañando a Isabel San Sebastián es clarísimo, quizá solo el primer paso. Como con los deepfakes, el problema real está por descubrir: ¿quizá también mensajes de audio con amenazas o mentiras? ¿O llamadas falsas? ¿O vídeos donde un político dice algo en una lengua se le traduce diciendo otra con subtítulos falsos? Está todo por ver.
Hay, sin embargo, cada vez más prevención. Esta semana se difundió un tiktok del cómico argentino Jero Freixas. Comentaba una entrevista a Messi donde decía que le gusta el pádel. Freixas bromeaba porque a Messi solo le puede gustar el fútbol: “Está truchado esto”, decía, y añadía: “Lo han creado con inteligencia artificial”. A la fuerza habrá más gente con el recurso fácil o impostado de decir que “esto es mentira”.
El aumento de vídeos falsos eleva la precaución de la gente. Esta semana, el youtuber Carles Tamayo publicó un experimento en su canal. Creó un bulo sobre él donde una supuesta empleada le acusaba de explotación laboral. Hizo un montaje con mensajes, cuentas falsas de X, bots pagados e incluso compró un artículo engañoso en una web de noticias con el titular de “El youtuber caído”.
La reacción inicial en internet fue de variantes de frases como “no me extraña” y “se lo tiene merecido por ser un progre mentiroso”. Pero a las pocas horas, cada vez más gente descubría las flaquezas de la historia y se lanzaron rápidamente a compartir vídeos donde explicaban que todo era un anzuelo orquestado por Tamayo. El youtuber acertó con los prejuicios de la gente y su rapidez a la hora de juzgarle. Pero más allá del artículo pagado, no hubo apenas eco en medios. Y entre la reacción de usuarios que sospecharon y los medios que no aumentaron la tendencia falsa en X, se entrevé cierta esperanza con el escepticismo de la sociedad cuando vea algo que parece demasiado bonito para ser verdad.
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