
“Mi vida en fragmentos”, de Zygmunt Bauman, editado por Izabela Wagner, traducido del inglés por Frédéric Joly, Premier Parallèle, 288 p., 24 euros, digital 17 euros.
El gran filósofo y sociólogo de izquierda Zygmunt Bauman (1925-2017), autor de Modernidad y holocausto (La Fabrique, 2002) y Líquido presente (Seuil, 2007), pertenece a esta generación que el “siglo de hierro”, el XXmi, no escatimó. Para contárselo a sus hijos y nietos, intentó en varias ocasiones superar el pudor común entre quienes lucharon con las armas en la mano contra el nazismo (se alistó en 1944 en las fuerzas polacas bajo control soviético), para legarles historias de vida capaces de esbozando un pasado inquietante, aunque difícil de transmitir. Esta inquietud se trasluce en los entresijos de las primeras páginas, dedicadas, antes de llegar a una narración sin aliento, a una especie de prólogo teórico sobre la escritura de uno mismo titulado “La historia de una vida como cualquier otra” –que no lo es en absoluto.
De sus tres intentos en inglés y polaco, que datan respectivamente de 1987, 1997 y 2009 -de los cuales algunas partes han sido publicadas, otras permanecen inéditas-, su biógrafa, la socióloga Izabela Wagner, tuvo la buena idea de realizar un libro en forma de autobiografía, Mi vida en fragmentos. Demuestra hasta qué punto este género puede tomar alas, cuando lo practica uno de los más grandes sociólogos críticos de su tiempo, que se esfuerza por mostrar cómo sobrevivir a dos totalitarismos, el nazismo, luego el comunismo y la Shoah.
Nacido en el seno de una familia judía asimilada, Zygmunt Bauman soportaba, según relata, el doble estigma de judío e intelectual. Primero en su propio país, del que se vio obligado a abandonar en 1968, tras la llamada campaña «antisionista» lanzada por el poder comunista, que expulsó a los últimos supervivientes polacos de la Shoah de una patria que habían estado durante mucho tiempo, tal vez -ser -ser demasiado, esperaba, como Bauman, una conversión sincera al “socialismo”. Luego, después de 1989, mientras enseñaba ciencias sociales en la Universidad de Leeds (Reino Unido) desde hacía casi veinte años, Zygmunt Bauman se vio blanco de ataques de los nacionalistas polacos por su incorporación, de 1946 a 1953, al Servicio de Seguridad Interna. Corps (KBW), unidad armada del Ministerio del Interior responsable de la represión contra los opositores al régimen durante el período estalinista. De ahí la necesidad de explicar qué impulsa estas páginas y la palpable inquietud que rodea su escritura.
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