En la inauguración de la Cumbre Africana sobre el Clima en septiembre de 2023, el presidente de Kenia, William Ruto, llegó muy sonriente al volante de un divertido automóvil local eléctrico amarillo. Un prototipo del Air Yetu (“nosotros”, en suajili) que comenzará su producción en las afueras de Nairobi en 2024.
Al igual que esta “salida” presidencial, que tuvo su efecto mediático, el gobierno está a la ofensiva contra los vehículos eléctricos. En 2023, se eliminó el IVA para las baterías y se redujeron las tarifas de importación para las piezas. La ley de finanzas, marcada también por el aumento de numerosos impuestos para los ciudadanos, preveía una exención del IVA para los fabricantes locales de vehículos eléctricos; como Air Yetu, cuyos promotores no quisieron responder a las peticiones de Mundo.
“Hay mucho apoyo gubernamental a la movilidad eléctrica”, afirma Rajal Upadhyaya, director financiero de la start-up Roam, que monta autobuses y motocicletas eléctricas en Nairobi y se presenta como uno de los líderes locales. Más allá de los beneficios climáticos, las autoridades ven dos ventajas importantes, subraya. En primer lugar, la electricidad keniana es verde (más del 90%, gracias en particular a la energía geotérmica), pero tiende a la sobreproducción, especialmente por la noche. “La movilidad eléctrica ofrece una salida a esta energía. Las baterías se pueden recargar por la noche, cuando el consumo es bajo », continúa el Sr. Upadhyaya. También está prevista una tarifa especial (8 chelines – 5 céntimos de euro – sin impuestos por kilovatio hora por la noche y 16 durante el día, frente a 20 para los particulares).
En segundo lugar, el crecimiento del sector eléctrico podría permitir paliar, aunque sea marginalmente, la recurrente falta de dólares, cuyo efecto es nocivo para la economía. El país importa nada menos que 500 millones de dólares (464 millones de euros) en combustible cada mes. Cualquier reducción en el proyecto de ley le daría un respiro.
Raro pero económico
Más que los coches individuales, principalmente de segunda mano, las motos eléctricas parecen ser el sector más prometedor. Una treintena de empresas emergentes están invirtiendo en este mercado, la mayoría de las cuales se compone de boda-bodas. Estas mototaxis, innumerables e imprescindibles, desde las congestionadas calles de Nairobi hasta las zonas más rurales, transportan pasajeros y entregan todo tipo de productos. Desde la cesta de verduras hasta el cortacésped y… sofás.
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